AUSENCIA DE UNA GRAN ROTARIA
El pasado 7 de julio, nuestra amiga incondicional Carmen Mary de Morales descansó
después de estar en cama un par de años sufriendo de una dolorosa enfermedad.
Recibimos la noticia, sus amigos del Club, como un verdadero llamado a ver el
Rostro de Nuestro Gran Padre Dios, gozando de infinita paz y sin ningún
tipo de dolor físico.
Siempre
la recordaremos como esa gran mujer alegre, cariñosa, bondadosa y servicial dedicada de tiempo
completo al prójimo más necesitado y a su hermosa y especial familia, en fin una mujer EJEMPLAR digna de admirar, Descansa en paz Carmen Mari, te queremos y te recordaremos por siempre.
Nuestras condolencias especiales a su esposo y hoy socio Honorario Efraín Morales y a sus hijas María Claudia y Sofía.
Carmen
Mary González de Morales nació en Tolú, pero se educó en Cartagena, por tal
motivo, gran parte de su adolescencia y juventud la vivió en esta ciudad. Nacida en una familia numerosa de 11 hermanos,
siendo ella la tercera.
Su
esposo Efraín Morales y sus dos hijas María Claudia y Sofi. Su compañero de
vida la describe como una mujer inagotable, de carácter fuerte y llena de un
gran espíritu de servicio. Al poco tiempo de casarse decidieron irse a vivir a
Cali y allí nació María Claudia, quien por su condición fue el motor para que
Carmen Mary se vinculara de inmediato a un instituto para personas en situación
de discapacidad. Alterno a esta obra social fundó una empresa llamada
Organizamos Limitada dedicada a la planeación y organización de eventos, congresos
y convenciones, con sucursales en Cali, Cartagena y Barranquilla.
Pasado
algunos años regresaron a vivir en Cartagena durante 6 años y allí se vinculó a
la Institución el Rosario donde colaboró incansablemente en todas las obras. Luego
en 1989 se establecieron en Barranquilla, al llegar decidieron buscar un centro
de educación para María Claudia y fue allí donde encontraron a CEER. Carmen
Mary sintió en su corazón que debía ser este el instituto para María Claudia y para
ayudar pues estaba bastante necesitado de recursos.
Fue
abandonando su vida laboral para dedicarse por completo a trabajar en beneficio
del instituto CEER, la Acción Social
Naval y el Club Rotario y por eso colaboraba incansablemente en lo que más
podía. En CEER fundó el Voluntariado Nueva Esperanza que sería el enlace de un
grupo de mujeres solidarias y de buen corazón para ayudar a los niños
especiales. También perteneció al grupo Cuerdas y Voces.
De
su familia González Bustamante era la líder, la que perpetuaba el legado de su
mamá Amira para siempre promover la unión. Una gran hija que siempre velaba
porque su mamá tuviera lo mejor, excelente mujer, hermana, amiga, sus hijas lo
más preciado, siempre orgullosa de ellas y Efraín era su todo.
Hoy,
quienes tuvieron la fortuna de conocerla la recordarán como una mujer de gran
corazón, para ella lo primero era servir y ayudar desinteresadamente. Una gran
líder, siempre diplomática y prudente, capaz de mover muchas personas por una
buena causa. Siempre alegre. Un motor inagotable, fuente de energía positiva, se
caracterizaba por siempre encontrar en todas las situaciones por muy adversas
que fueran, lo positivo. Colaboró en diversas obras como Catedratón a beneficio
de la Iglesia del Atlántico. Fue la fundadora del Festival Cultural y
Gastronómico de la Paella, del Concurso Abuela Barranquilla y del Festival de
Boleros, todos estos a beneficio de los niños y jóvenes de CEER.
A
lo largo de su vida recibió diferentes distinciones de las asociaciones y
grupos a los que perteneció entre ellos: Medalla Henry Giessenbier de la Cámara
Junior Internacional por su trabajo en la ciudad de Cali. La distinción Paul
Harris por su trabajo en Rotary Internacional y el reconocimiento como Mujer
Sobresaliente por parte de la Asociación Colombiana de Voluntariados.
Luchó
hasta el final, y fue sin duda, un ejemplo de vida…una guerrera, una luchadora.
(Palabras expresadas por Margarita, hija de la Directora del instituto CEER)